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No podemos callar lo que hemos visto y oído. (Hch. 4, 20)

¿Elegir?

 

A veces en la vida hay que tomar decisiones, pero esas decisiones nunca tienen que turbar nuestra paz, porque si turban nuestro corazón, la decisión será siempre equivocada. Pensamos que tomar una decisión es decir si o no a algo, y no es así. Una decesión es la consecución de nuestra coherencia en la vida, por lo que no tenemos nada más que hacer que saber si esa decisión nos hace felices o no. Cuentan que una vez un niño quiso coger una fruta muy bonita de un árbol muy viejo. Alguien le dijo que si cojía esa fruta el árbol moriria. El niño estubo pensando mucho rato, no sabía que hacer. Pensó que, por un lado, si cogía la fruta provocaría la muerte de aquel árbol; pero por otro pensó que si no lo hacia se quedaría con las ganas y que, posiblemente otro niño lo haría. Mientras estaba pensando, el árbol le hablo: querido niño, coje la fruta, porque si lo hace suavemente y con mucho amor, no me importará morir, pues la semilla de mi vida que es esta fruta, vivirá en tí. Todos tenemos que hacerlo; tenemos miedo a equivocarnos, pero olvidamos que eso no es lo realmente importante, equivocarse es lo de menos, lo fundamental es ser plenamente conscientes de lo que hacemos, de los que sabemos, de lo que buscamos, de lo que amamos. San Pablo nos habla del amor y nos dice al final: si no tengo amor, nada soy. Por eso, el amor es lo fundamental, es lo prioritario. Un amigo me enseñó una vez que nuestra vida no es más que el fruto de nuestra infelicidad o felicidad, que todo depende de como hayamos cogido el fruto del arbol viejo. No tengamos miedo a sentir, a amar, a decidir; los hombres nos condenaran o nos felicitarán, pero la vida la vivimos con nosotros mismos. El árbol viejo eres tú, la fruta es tu corazón; dejala vivir en los demás, no seas un tronco seco que pasa sus días esperando ser leña de una chimenea añorando sus errores; vive tus aciertos, aprende de tus equivocaciones que nunca serán tan grandes como para no poder ser perdonadas; es más, cuando te equivoques y alguien no te perdone, no te preocupes, si no es capaz de perdonarte es porque no es capaz de merecer tu amor. Dicen por ahí que solo se vive una vez, no estoy de acuerdo, se vive muchas veces, pues cada vez que nos despertamos, la vida comienza de nuevo, el sol vuelve a salir y la luna espera su impaciente su momento. Vive cada día como si fuese el último y el primero, cada instante como si fuese el primero y el último. Vive siendo feliz y darás felicidad. Recuerda: ¿Elegir?, ¿no te das cuenta de que en el mismo momento en que te lo preguntas ya lo has hecho?. No elijas tu la vida, deja que la vida te elija a ti.

 

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