En la sabiduría.
Engulle tú, sabiduría, el mundo;
Engulle tú, mundo, al hombre;
Y tú, hombre, deja pasear los oleajes
Del saber en el ínfimo mar de la ignorancia.
Navega sobre el puro conocimiento
Cual capitán conduce su nave al naufragio.
No sufras hombre, no padezcas,
Que han de llegar los días aciagos
En que tu timón marche en soledad,
Mientras la brújula de tu vida
Se pierde en lo espeso
De los océanos furiosos y atrayentes.
Hay tormenta en alta mar,
Tempestad de conceptos que van filtrándose
Por entre las viejas maderas de ese tu caparazón
Al que algunos llaman cerebro.
Pero tranquilo, aún queda lugar para la esperanza
En los lejanos puertos, donde la brisa
Empañada de ignorancia,
Conduce los cerebros a la pura inocencia.
Donde no habrá más ni menos,
Sabios ni tontos, locos ni vehementes;
No, en aquella orilla trasparente,
Será la inocente ignorancia la reina.
Ignorancia que nos devolverá
Al nuevo renacer, a los cielos nuevos,
Y a la tierra nueva que hoy,
Mi mente y tuya anhelan,
Plagadas del cáncer del saber, del conocimiento,
Que nos aleja cada vez más,
De la anhelada inocencia de la ignorancia.
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