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No podemos callar lo que hemos visto y oído. (Hch. 4, 20)

Por dentro

El amor de un cristiano no ha de ser igual que otros amores

No Te Rindas

Antonio Machado

Mirad: el arco de la vida traza
el iris sobre el campo que verdea.
Buscad vuestros amores, doncellitas,
donde brota la fuente de la piedra.
En donde el agua ríe y sueña y pasa,
allí el romance del amor se cuenta.
¿No han de mirar un día, en vuestros brazos,
atónitos, el sol de primavera,
ojos que vienen a la luz cerrados,
y que al partirse de la vida ciegan?
¿No beberán un día en vuestros senos
los que mañana labrarán la tierra?
¡Oh, celebrad este domingo claro,
madrecitas en flor, vuestras entrañas nuevas!.
Gozad esta sonrisa de vuestra ruda madre.
Ya sus hermosos nidos habitan las cigüeñas,
y escriben en las torres sus blancos garabatos.
Como esmeraldas lucen los musgos de las peñas.
Entre los robles muerden
los negros toros la menuda hierba,
y el pastor que apacienta los merinos
su pardo sayo en la montaña deja.

Solo para Tí

Cuenca (Ecuador), sigo queriendo volver allí

Resucitando

Resucitando

La resurrección no es algo que quede excesivamente lejos de nosotros, ni es algo que tenga que ver sólo con la muerte. Resucitar es descubrir una serie de valores y opciones fundamentales que nos hacen poder proyectar nuestra vida en clave de futuro. Sin duda alguna, Jesucristo resucita de la muerte física para darnos no una vida distinta, sino una vida en auténtica plenitud. Pero existen otro tipo de muertes que necesitan de otro tipo de resurrecciones. La vida  es un compendio de necesidades, aspiraciones, ilusiones, fracasos, éxitos, etc. Y en cada uno de esos acontecimientos muerte y resurrección van unidas. Pensamos que la muerte física es el final de todo, y así lo dice nuestro argot popular: “todo tiene solución menos la muerte”; pero he aquí que un cristiano no puede profesar ese dicho, pues en Jesús la muerte sí ha encontrado una solución: la vida.

No es necesario ser cristiano para resucitar continuamente, pero el cristiano sí tiene la obligación de estar continuamente en constante resurrección. Si vamos descubriendo la muerte como algo distinto de un proceso meramente físico, podremos descubrir lo importante que es morir a las cosas que nos separan de los demás. Morir al egoísmo, morir a la envidia, morir a la desconfianza, morir a la desilusión y a otras tantísimas cosas que hacen que estemos muertos en vida creyendo que vivimos porque nos morimos. Nunca la esencia del pensamiento ha podido determinar las condiciones del cambio, pues la mente de forma objetiva no es posible. La mente requiere necesariamente de nuestra capacidad de pensamiento, y éste no es medible, sobre todo si tenemos en cuenta que esta capacidad de pensamiento tampoco es objetiva sino que viene determinada por nuestra vivencia y, sobre todo, por nuestra capacidad de reflexión e interiorización.

¿Qué es más importante, morir físicamente o vivir eternamente muerto? Que cada uno conteste a esta pregunta desde su vivencia existencial. Jesucristo no lo dudo: morir por amor antes que vivir por miedo.

Parece que haya querido hacer aquí un pequeño excursus sobre la muerte, nada más lejos de la realidad: mi discurso es sobre la vida, o mejor dicho, sobre la VIDA y sobre el AMOR. Porque la muerte física puede acabar con lo material, pero el AMOR es eterno y no sucumbe ante un ridículo proceso de descomposición orgánica. Mira a tu alrededor: si amas de verdad, permanecerás en los tuyos y ellos en ti. Si tu amor es mediocre, movido por las necedades humanas, aunque vivas 1000 años, vivirás muerto. Fíjate hasta que punto será importante el AMOR, que toda la doctrina cristiana se resume en esas cuatro letras, es la esencia de la fe y de la vida. Un AMOR que tiene que ser grande y pequeño a la vez. Grande para amar sin rencor; y pequeño para amar sin condiciones sobre todo a los que tenemos a nuestro alrededor. Cuanto cambiarían las cosas si pusiésemos el amor por encima de todas nuestras inquietudes, egoísmos, desconfianzas, y ese largo etcétera que no nos dejan muchas veces disfrutar de la vida y de los que tenemos a nuestro lado. Ama y olvida, ama y haz de cada día el último de tu vida y, al llegar la noche, no te importará morir porque lo has dado todo, te has dado en plenitud. Jesucristo lo hizo, era Dios, pero también hombre y amó como tal sin temer la noche. Su amor fue tan en plenitud que el regalo de su muerte fue la VIDA.

Oda a mi madre (cuidala Tú ahora Señor)

Noche estrellada de oscuridad

Y apagada en tristes fragancias,

Marcando sones alegres

De almas lejanas.

 

La vanidad discurre en lo alto

Mientras acá solo cabe falsedad,

Anhelos de humildad abrazan

Las esperanzas de un mañana.

 

Tierra firme piso mientras

El lejano viento me embarga,

El alma se ha perdido

En la vanidad de las alturas.

 

El corazón antaño altanero

No recuerda ya alegrías,

Sino que suspira por la soledad

De su propia condena impuesta.

 

Falsedad y verdad cantan al unísono

la olvidada Partitura de la vida,

Vendida ya al olvido.

 

Son tiernos los recuerdos,

Pero duros los despertares

Pensando en sentir caluroso

El abrazo de una madre.

 

Puede que todo pase,

Puede que todo quede,

Puede que olvide y

Puede que recuerde.

 

Cada latir del corazón,

Cada cerrar de ojos,

Es el recuerdo constante

Del corazón que me dio la vida,

apagándose entre mis manos.

 

Mañana el sol brillará,

Quizás llueva,

Quizás la niebla lo cubra todo,

Quizás, quizás, quizás,

Pero solo una certeza:

Tú no estarás.

 

Espérame allá en lo lejano,

Déjame sentirte en lo cercano,

Espérame sonriente,

Deja caer mis lágrimas.

 

El Dios que me dio la vida,

La tuya ha trocado en eterna,

Confiado lo confieso

Y angustiado lo lloro.

 

Podré hacer discurso,

Podré cantar laudes,

Puede que hasta pintar el arcoíris,

Pero no podré volver a llamarte:

MAMA,

Y sentir tus ojos penetrantes

Buceando en mí,

Sabiendo sin saber

Y amando sin decir.

 

Cincuenta y ocho años

Un regalo que Dios nos encomendó,

Una familia que llora

Encomendado ahora al mismo Dios

El tesoro que nos prestó.

 

La poesía más hermosa

Solo cuatro palabras la componen:

MAMA

¿Quién entiende esto?

¿Quién entiende esto?

Alari.


Siempre queda un momento

Siempre el mundo puede parar.

Nunca la vida es lo esperado,

Nunca la vida es lo previsto.


En la oscuridad del amanecer

Salta fugaz el destello.

No busca fulminar,

Ansía alumbrar.


Cuando la noche nace,

Muere la realidad,

Pespuntan los sueños

Y la existencia es nueva.


La simetría del ayer

Es la semejanza del futuro,

La tesis planteada,

Es tan solo el sueño pensado.


¿Aprender a pensar?

Volver a ser niños

Buscando jugar con el azar

Sin poder revisar ni recomendar.


Fuimos dejando la mirada,

Fijando los proyectos,

Abandonando lo institucional

Para renacer al pensamiento.


Todo contexto programado

Pasa por el azar del vivir,

Porque el diálogo ha pensado

No volver de su descanso.


La gente se aburre

Y ríen los filósofos.

¿Cuál será la causa?

La vida que pasa

Y la muerte que llega.

 

La pobreza de los hipócritas

La pobreza de los hipócritas

Nunca nadie pudo imaginar lo perfecto que resultaría mirar al cielo y contemplar la inmensidad de la noche. Desmenuzar el amanecer es una aventura sin fin. Saborear una puesta de sol tiene mucho más encanto que el mejor bocadillo de chorizo con mantequilla. Pero sin duda alguna, lo insuperable es poder mirar a los ojos de tu otro yo y contemplar cómo se abre toda la vida a un camino por andar, a una vereda cubierta de olorosa hierba que llena los pulmones como si fuesen los de un recién nacido que respira por primera vez. No sentir el miedo del juicio, no temer la palabra mal dicha o el gesto desacertado. Saber que hasta el pensamiento más profundo no es fruto de la improvisación sino el producto de la unión.

Decía Machado: "Caminante, no hay camino, se hace camino al andar". Y qué gran verdad: el camino no es que nos encontramos, sino el que hacemos. Cada paso es mirada al futuro o tembloroso pasado. No hay camino, el camino se va creando a nuestro caminar, pues el fruto de aquello que deseamos hacer, de lo que dejamos atrás, de lo que esperamos, de lo que soñamos e incluso de lo que odiamos. Caminar no es avanzar, es caminar. Lo importante no puede ser la meta, sino el paso firme, la meta es tan solo un conjunto de pasos firmes. Nadie puede atreverse a decir que el futuro está marcado, todos aquellos que hablan de futuro escrito, no son más que absurdos creadores de soledades, sus palabras son el reflejo de su propia mirada incierta al presente. Quien dice "nacemos para morir", más vale que muera ya, ¿si es tan claro el por qué, por qué esperar?; si has nacido esperando la muerte más vale que tu vida sea solitaria y que se agote cuanto antes, de lo contrario el negror de tu pensamiento ennegrecerá el pensamiento de tus compañeros de viaje. Quien no espera nada de la vida, debería recordar que la vida si espera algo de él.

Descubro cada segundo cómo el mundo gira a mi alrededor, como quien en otros momentos sentía como compañeros de viaje, se han convertido en hipócritas alimañas juzgadoras. La verdad es que no siento recelo, ni tan siquiera algo parecido. Tampoco me hacen daño, tan solo ratifican mis posturas y son el objeto de mi oración, porque los considero pobres, clasistas, profetas de su propia perdición y, como ya dije en otro artículo, sembradores de cizañas. ¿Dónde está Dios? Lejos de quien actúa así.

¡Qué triste es pasar la vida juzgando a los demás, con lo grandioso que es pasarla amando¡ sólo puedo desearos, que algún día seáis felices.

 

Sentir

Sentir

Nunca sabremos del todo por qué las cosas ocurren, por qué el sol se aleja poco a  poco, dónde va la luna al dejarnos, que hay bajo la arena del mar... y un largo etcétera de pequeños interrogantes a los cuales nos gustaría tener respuesta. Una de las incógnitas que más ha fascinado al ser humano, desde los mismos albores de la humanidad, es la posibilidad de sentir; es decir, poder controlar los propios sentimientos o, al menos, encontrar una explicación a ellos. Sin duda alguna, quien haya dedicado tan solo un segundo de su vida a ésta pregunta, permítame que le diga que pierde el tiempo. Sentir no tiene explicación, no tiene un por qué, ni tan siquiera una lógica. Se siente porque se tiene esa capacidad. Se siente porque es un regalo dado al corazón del ser humano, un don lleno de capacidades incontrolables. Lo único importante, mucho más que encontrar explicación a los sentimientos, es poder vivirlos; no tener miedo a sentir ni a amar. Saber que con ellos todo es posible, por difícil que parezca. Tener claro que, como regalo que son, también Dios nos pide que los pongamos en práctica como talentos que son. Notar que, si para ti no está clara la existencia de un dios, las capacidades de sentir serán tu buen dios, el que te diga e indique todo lo bueno por hacer.

En definitiva: es absurdo buscar explicación a los sentimientos, lo importante es vivir en plena batalla. En la lucha, ponernos del lado de los buenos para vencer sin remedio a los malos. Y una vez vencida la batalla diaria, vivir sintiendo y sentir amando.

Sonrie

Sonrie

De rebuscar en lo profundo del ser se cansó el alma,

De encontrar espíritus añejos se llenó la conciencia.

Más no quedó satisfecha la inteligencia

No pudiendo encontrar la ansiada calma.

 

Decidió profundizar en el ayer pasado,

Se puso a caminar entre encrucijadas.

Hasta que encontrose el espíritu cansado,

De vivir historias poco soñadas.

 

Amaneció el sol y su sofocante calor,

Y la vida en blanco se le apareció.

Volvió a sentir el alma aquel dolor,

Y sin pensar, con su sonrisa lo fulminó.

 

Aquel Simca

Aquel Simca

No hacia especialmente frío aquella tarde, pero se presentaba como una más de un invierno que esta dejándose notar por lo que es. La sesión de barrio sésamo empezó como estaba previsto, a su hora. Pronto comprendió Espinete que Chema, el panadero, no estaba metido en aquel embrollo que se cocía lejos de la mirada de Don Pimpon. Nunca he podido entender qué magia tenía aquel puercoespín y aquel viejo salido de los cuentos de terror, pero me cautivaban todas aquellas historias. La tarde se presentaba como una más, no parecía que nada fuese a ser diferente de la anterior, la tele, el brasero, el bocata de nocilla, y como no, las discusiones intergeneracionales del día a día.

Me gustaba asomar la cabeza de vez en cuando por la ventana, comprobar que el objeto de mi deseo seguía allí, inmóvil y brillante. Aquel Sinca 1000 salido de las entrañas de cualquier sueño parecía gritarme desde el suelo: tranquilo, pronto seré tuyo. Una visita rompió mi "espinetada vespertina". Era mi padre quien hablaba en la cocina con mi hermana, intentaba explicarle algo que yo no conseguía entender. A mi hermana pareció no importarle para nada, como a quien le regalan algo superior y se despreocupa de lo inferior. No podía entender lo que estaba oyendo: el motivo de mi sueño pronto desaparecía. Se había decidido vender el Sinca. ¿Por qué? Me pregunté angustiado. ¿Es que no saben que será mío algún día?. No tardó mucho en hacerse realidad mi peor presagio, aquella misma noche desapareció. Resulta curioso, pero recuerdo mirarlo con tristeza, como si fuese un ser humano. Recuerdo sentir tristeza. Al día siguiente ni tan siquiera la nueva aventura de Espinete pudo llevar mi mente al olvido del Sinca. Cuando todo parecía perdido, apareció él: el fort Scort; su belleza eclipsó mi mirada. Su rugido cautivó mis oídos. Su brillo hizo despertar de nuevo mis sueños mientras mis ojos se centraban el aquella nueva aventura de Espinete.

Tiempo después comprendí como  nos aferramos al pasado, como en ocasiones, si permanecemos anclados al pasado, no podemos vivir el presente y mucho menos proyectar el futuro. Aquel Sinca era pasado, el Scort era presente, pero el futuro sería siempre incierto. Hoy día, aún veo de vez en cuando aquel Sinca por mi pueblo; entonces recuerdo que quien se ancla en el pasado, no deja lugar al futuro. Hoy día me gusta verlo, pero no lo compraría porque lo pasado, pasado está.

 

¿Qué es la vida?

¿Qué es la vida?

 

Si algún día te encuentras con alguien que te pregunte por la vida, tan solo contéstale que la vida es lo que compartimos con los demás, lo que nos convierte en seres únicos y especiales. No puedes creer que la existencia sea algo parecido al simple hecho de respirar. La existencia es respirar, amar, sufrir, llorar, etc. Es vivir y no morir. Es morir y seguir viviendo.  Si buscas ocasiones especiales, no hallarás nada más que el silencio. Si buscas ser diferente, solo serás uno más del montón. Si deseas marcar un hito, pasaras desapercibido. Vivir es lo importante, cada segundo, cada instante. Vivir pensando que el final es tan solo un escalón más. A veces me pregunto por el significado existencial del ser humano, ¿y sabes qué respuesta encuentro?, ninguna. Tú tienes algo que decir al mundo, algo que aportar; pero también tienes que escuchar lo que el mundo quiere decirte a ti. No busques fuera lo que tienes dentro. ¿Eres capaz de amar?, si lo eres, eres capaz de vivir. ¿Puedes  soñar?, estás vivo.

 

Sueños...

Sueños...

Sueño de soledades

Que a la noche despierta,

El recelo de los olvidados.

Calla el mar y gime el cielo,

Ahogando su melancolía

En las impenetrables oscuridades

Del sombrío atardecer.

Lejos quedó ya la juventud,

Atrás fue olvidada la niñez,

Más raudo nos invade el futuro

Incierto de presentimientos.

Ya el olvido pasó,

Y fue olvidado el vano recuerdo.

No recuerda el hombre la sonrisa,

Y ésta a él también le ha olvidado.

Pues el mar engulle

Los sentimientos del espíritu,

Mientras el alma lucha cuerpo a cuerpo

Con la melancolía lejana.

Y pastada en los grises pastos

Del olvido más cruel y despreciado,

Resurgirá como semilla como muere

No llores vida, no suspires,

El futuro es posible, la esperanza está contenida

En una gota de agua que se rompe.

No llores vida, no suspires,

Todo pasará si bebemos el agua rota,

 

 

Amanecer

Amanecer

Amanece el hoy.

 

Decir esperanza, es decir hoy.

Decir mañana, es decir futuro.

Decir pasado, es decir recuerdo.

Donde queda todo el ayer,

 

Amanece el hoy.

 

Buscaremos entre sueños

Frustradas recompensas,

Hallaremos en la realidad

Los merecidos quehaceres.

 

Amanece el hoy.

 

Donde se acaba la ilusión,

Nacerá la realidad;

Donde se acaba la utopía,

Nacerá la verdad.

 

Amanece el hoy.

 

Busquemos juntos el amor,

Hallemos juntos el sueño,

Desterremos juntos el olvido,

Florezcamos juntos el seco leño.

 

Amanece el hoy.

En la sabiduría.

En la sabiduría.

 

Engulle tú, sabiduría, el mundo;

Engulle tú, mundo, al hombre;

Y tú, hombre, deja pasear los oleajes

Del saber en el ínfimo mar de la ignorancia.

Navega sobre el puro conocimiento

Cual capitán conduce su nave al naufragio.

No sufras hombre, no padezcas,

Que han de llegar los días aciagos

En que tu timón marche en soledad,

Mientras la brújula de tu vida

Se pierde en lo espeso

De los océanos furiosos y atrayentes.

Hay tormenta en alta mar,

Tempestad de conceptos que van filtrándose

Por entre las viejas maderas de ese tu caparazón

Al que algunos llaman cerebro.

Pero tranquilo, aún queda lugar para la esperanza

En los lejanos puertos, donde la brisa

Empañada de ignorancia,

Conduce los cerebros a la pura inocencia.

Donde no habrá más ni menos,

Sabios ni tontos, locos ni vehementes;

No, en aquella orilla trasparente,

Será la inocente ignorancia la reina.

Ignorancia que nos devolverá

Al nuevo renacer, a los cielos nuevos,

Y a la tierra nueva que hoy,

Mi mente y tuya anhelan,

Plagadas del cáncer del saber, del conocimiento,

Que nos aleja cada vez más,

De la anhelada inocencia de la ignorancia.

 

Certezas

Certezas

 

Si busco entre los recuerdos del ayer, me hallo con sorpresas inesperadas. Parece como si el tiempo fuese un devenir de acontecimientos que van a desembocar en el hoy, parece como si el pasado fuese tan solo un suspiro que pasó, un anhelo de esperanzas, un no se qué que me hace sentarme en el silencio para respirar. Una infancia poco vivida, una adolescencia arrebatada, un sonreír a la vida con burla; en definitiva, un sarcasmo de pasados y presentes que hoy se desvanecen como la hoja de periódico en el agua. Nunca pensé que sería posible sonreír desde lo profundo, sentir el aire en los pulmones. Nunca imaginé que podría decirte hoy que las cadenas de la inconsciencia parecen derretirse. Quiero sentir como puedo cerrar mis ojos y que el peso de los párpados lo sea solo por el cansancio. Despertar disfrutando el sol con el frío de la mañana. Notar que mi respiración no lo es de angustia ni desesperación, poder descubrir que es posible amar más allá de lo establecido, que es posible perdonar sin que el corazón esté obligado. Los recuerdos son solo eso, recuerdos. La vida es lo importante, vivirla de lleno, hacerle frente como quien siente el peligro y el dominio de una moto acelerada. La certeza empieza hoy, la incertidumbre acabó ayer. ¿Sabes? Descubrir la mirada de un niño es poder descubrir la aventura de cada día; la escasez de nuestra condición y la grandeza de lo que somos capaces de amar. No estoy solo, tú estás aquí. Por primera vez puedo sentirlo, no estoy solo. El recuerdo es el sueño de los idiotas, la vida es la esperanza de los que aman y sienten el amor. La vida se pasa de dos maneras, sirviendo a los intereses de los demás, o sirviendo a los intereses del interés. Adiós soledad, esta vez no me has ganado la batalla, esta vez soy yo quien se sube a la cima de la montaña para ver como te alejas. Adiós incertidumbre, esta vez soy yo quien se siente seguro y protegido. Adiós recuerdos que me habéis torturado, ahora seré yo el azote de vuestro sueño. Gracias vida por existir. Gracias amor por hacerme comprender. Gracias amanecer por poder contemplarte. Gracias Dios por sentir tu presencia y tu fuerza. Gracias corazón por enseñarme a Amar. Ya no podré hallar sorpresas en mis recuerdos, porque miraré el pasado sonriendo, porque la niñez robada volverá, porque la adolescencia arrebata ahora es mía. Porque la soledad es ya un chiste sin risa. Ahora siento el aire en mis pulmones y la sangre correr por dentro de mí. Ahora siento que es posible amar sin condiciones.

A los sembradores de cizañas en nombre de Dios...

A los sembradores de cizañas en nombre de Dios...

Me pregunto cuantas veces tendremos que redescubrir lo importante que es no juzgar. Me lo pregunto, y hoy con más intensidad. Puedo comprender a aquellos pobres incultos cuyas vidas están tan vacías, que necesitan llenarla con algo. Pero no puedo comprender a aquellas otras personas que se creen con el derecho de dar consejos sin que se les pidan, es decir, de meterse en la vida de los demás sin ser llamados. Aquellas personas que se creen con el poder de saber lo que es bueno o malo para ti; de hacer sus pronósticos buscando que el resultado sea lo que ellos mismos desean. Pero vamos a ver: ¿quién eres tú para aconsejar, pronosticar o juzgar, y hacerlo además en nombre de Dios? Nunca la buena intención fue el justificante del dolor ajeno. Nunca lo que yo pienso es lo que los demás deben de hacer. Tengo que aprender a meterme en lo mío, a estar cerca cuando me pidan ayuda, pero no a meterme creyéndome el salvador del mundo. Ya lo dice el refrán: “los toros se ven muy bien desde la barrera”; estar detrás de la barrera te da la libertad de opinar, de sentenciar, de pronosticar. Pero tú estás detrás de la barrera, no en la plaza, en la plaza estoy yo y quien yo quiera que esté a mi lado. Este domingo pasado, Jesús nos decía en el Evangelio: “hipócritas”, no era una amenaza, era una llamada de atención a vivir en la verdad del Amor de Dios, y eso es lo que intentamos los que nos llamamos cristianos; lo que nunca haremos será hablar por boca de Dios haciendo a los demás sufrir.

¿Qué es lo que quiere Dios?, Dios quiere la felicidad de la persona, porque para eso nos ha creado. Y puedo admitir estar equivocado, pero lo que nunca y de ninguna manera admitiré que “algunos”, desde espiritualidades despegadas de la tierra se crean con el poder de decidir por mí lo que tengo que hacer con mi vida, porque eso SEGURO QUE NO es lo que quiere Dios.

Dedicaos a lo vuestro (que podrías hacerlo mucho mejor), y acudid cuando se os llame. No elevéis juicios divinos que se pueden volver contra vosotros mismos.

Esto no es más que el consejo de un amigo para otros amigos. A buen entendedor, pocas palabras bastan: rezad más y juzgad menos, orad más e imponed menos vuestras bondades. Quizás tengáis un problema (y ojala me equivoque), es posible que creáis haber descubierto el Amor de Dios, pero habéis olvidado que ese Amor nunca te dice lo que tienes que hacer, que ese amor parte de la libertad que Dios nos regala. No la coartéis vosotros en su nombre, porque entonces, los hipócritas puede que seáis vosotros.

Yo soy feliz, si vosotros no lo sois y necesitáis manejar la vida de los demás, revisad la vuestra a luz del Evangelio; pero no seáis sembradores de cizañas, que bien sabéis lo que les ocurre según las parábolas de Jesús. Ánimo, que, a pesar de todo, Dios os quiere.

 

¿Quién puede contestarme a éstas preguntas?

¿Quién puede contestarme a éstas preguntas?

La pregunta es bien sencilla y excesivamente complicada a la vez: ¿de qué somos prisioneros?, ¿de nuestros pensamientos?, ¿de los de los demás?. ¿Somos libres?, ¿condicionamos nuestras vidas a la mirada crítica?. ¿Se puede ser feliz viviendo al margen del "gran hermano"?. ¿El ladrar de los perros rabiosos, nos convierte en hacedores de rabias?. ¿Vivimos para los demás o por los demás?. ¿Los que nos llamamos cristianos, vivimos como tales o solo honramos a Dios con los labios?, ¿puede una persona llamarse cristiana y permitir la injusticia?. Tenemos mucho que aprender de los que se llaman ateos... Si alguien puede que conteste a estas preguntas, yo ya lo he hecho.

Fumadores de sueños

Fumadores de sueños

Los sueños son, en definitiva, aquellas esperanzas que se van haciendo hueco en nuestras vidas como realidades posibles. Es importante poder soñar; es decir, tenerlos es provocar nuestra a la indiferencia que nos amuerma, la sinrazón que nos deja adormilados y conformados con lo más mínimo. ¿Dónde están los tuyos?, nunca pienses que no los tienes, o si no los tienes, búscalos porque son fundamentales, imprescindibles.

Todo sueño lleva consigo impedimentos, dificultades, amarguras, etc.; pero su sabor es tan dulce como la miel del panal: es virgen, pero al cogerla puede caer algún picotazo de abeja. Pero, ¿a quién le importa?, ¿quién dejará de saborear esa miel por miedo a la abeja? Seguro que nadie, a no ser que el miedo paralice tu deseo de saborearla.

Los sueños no son imprudencias, como muchos piensan; son anhelos, deseos. La imprudencia es vivir lejos de la felicidad por miedo a las complicaciones que puede haber. Alguien dijo una vez: “tengo un sueño…”, y en ese momento se cumplió. Se hizo realidad porque pudieron quitarle la vida, pero no el expresar su sueño y contagiar a millones de personas. Buscar esa realización es posibilitar la vida como un quehacer de bondades. Nunca nadie ha sido infeliz por dar cumplimiento a sus sueños, más bien la infelicidad viene provocada por su absurdo ahogamiento.

Mañana me gustaría levantarme y descubrir un mundo nuevo, distinto. Un mundo en el que no existiesen los fumadores de sueños; aquellos que se dedican a destrozar los de los demás porque no pueden realizar los suyos. Son lo que yo llamo: los cobardes de la realidad; es decir, los que tienen miedo a darse cuenta de que su vida se ha convertido en un sinsabor, en una amalgama de insignificancias que ponderan su inutilidad. Qué triste es descubrir un día que todos tus sueños fueron solo eso, sueños. ¿Por qué los llamo así?, porque para mí son como fumadores compulsivos: no saben disfrutar de un cigarrillo en compañía, solo fuman y fuman sin sentido. Viven sus días por vivirlos, consumen las horas con tristeza, pasan los minutos deseando que llegue el siguiente para que pase pronto. “Fumadores de sueños”, la profunda desesperación que provoca en ellos no haber podido cumplirlos, le lleva a destrozar los sueños de los demás… jejeje, pobres; no se dan cuentan de que lo único que hacen es ahogarse en su propia nicotina, dejar que el pulmón de su corazón se anestesie por el sinsabor del alquitrán.

Nunca caigas en ese horror; en ese suicidio, busca tus sueños. Compártelos e intenta siempre cumplirlos. Comparte también los sueños de los demás, alégrate cuando puedan conseguirlos, porque si lo hacen, en ese momento tú has formado parte de ese cumplimiento y has empezado a cumplir los tuyos.